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martes, 23 de abril de 2013

"El fomento al consumo" por Emilio Ortíz

Reflexión basada en la lectura del texto "El Consumo me consume" de Tomás Moulian.


               El fomento al consumo
 
Tema polémico y muy controversial es el consumismo, al cual mirado de distintos ángulos, tiene (valga la redundancia) múltiples miradas, cada una distinta a la anterior, pero podemos siempre observar ciertas similitudes, dadas casi como patrones a seguir  en momentos de hablar sobre este tema, como lo es el condenarle como si este fuera un pecado, siendo que todos somos consumistas en potencia y le practicamos día a día sin importar tendencias ideológicas o creencias religiosas

El fin de este ensayo es dar una mirada crítica al consumismo en sí, y en la sociedad actual, cómo este se manifiesta en sus diferentes formas y en sujetos distintos y como estos sujetos se ven atados a seguir consumiendo (incluyéndome) como una obligación social y vital en una época hedonista ligada siempre a los placeres “plásticos” y superficiales implantados en nosotros para aspirar y seguir aspirando a vivir en un “mundo Barbie” en donde solo las apariencias importan, y estas son la base para el prestigio y la creación de la identidad de un individuo. Identidad que se debilita y se trasforma en casi una especie de convención para convertirnos en seres casi clónicos que se mantienen activos solo por el hecho de satisfacer una falsa necesidad a través del acto de comprar y consumir de manera casi compulsiva.
 
                                 El consumismo en sí mismo

 Se define como consumismo al acto de: acumular, comprar o consumir bienes desmesuradamente. Como podemos observar no se puede a través de esa simple frase sacar grandes conclusiones, por lo tanto, trataré de ser lo más central al escribir y no ligarme a una ideología para poder así tener una visión más objetiva sobre este, y tratar de tocar todos los puntos posibles.

El acto de consumir está presente en toda la sociedad actual-contemporánea, ya sea por el hecho de buscar y comprar objetos para satisfacer las ansias de un placer entregado por un producto en específico, como lo son los libros, música, películas y comics (en mi caso). O simplemente para abastecerse de alimentos o elementos básicos para el hogar.

Visto desde este punto el consumismo no es un acto insano en sí mismo, a menos que este se manifieste de forma descontrolada en un sujeto, llevándolo a ser un esclavo de sus aspiraciones materiales, condicionándolo a buscar cualquier método para abastecerse de sus productos, sin importar el costo que implique la búsqueda de este.

Ese acto de conseguir un bien material, se puede resumir bastante bien en la actualidad como el sometimiento del trabajo con el fin de seguir consumiendo, llegando, sin saberlo, necesariamente a practicar una filosofía basada en que el fin (en este caso un bien, objeto o producto) justifica los medios (desde una pseudoesclavizacion ligada al trabajo excesivo como las múltiples horas extras en el trabajo, como la búsqueda intensiva de créditos para seguir consumiendo).


                                          Dependencia

Todos somos consumistas y todos en potencia. Yo soy un gran ejemplo, que al ser un ñoño, compro muchas ñoñerías, y gasto mucho dinero en mis cosas, desde libros, comics y figuras, hasta zapatillas y artículos de colección con un cierto valor adquirido. Pero si por algún motivo no puedo conseguir cierto artículo para llenar una satisfacción, pocas veces (por no decir nunca), este afecta mi ser por una falsa dependencia.

En el caso del consumista por compulsión toma lo que yo visualizo como la búsqueda de la satisfacción a través de un bien y como esta se transforma en una necesidad, llegando a crear una dependencia hacia cierto tipo de objetos que representen algo para nuestro individuo, para llenar algún vacío creado por un trauma de tipo personal-existencial o por la presión social de la comunidad mundial basada en los arquetipos ligados a un estatus especifico gracias a la adquisición. En otras palabras: “yo soy más porque tengo más”.
 

                                        La senda del consumista

El consumista cuando deja de ser como todos los del orbe, convirtiéndose en uno de tipo compulsivo y en casos, enfermizo Pasa a ser una criatura capaz de esclavizarse o arriesgar todo por una obsesión ligada a algún tipo de bien.

Esta actitud es compatible de ser comparada con el caso de los llamados “angustiados”: sujetos totalmente dependientes de la droga, capaces de hacer todo por conseguir un poco de esta. Tomando en cuenta la desesperación por conseguir, generada por el consumo, tenemos la utilización de múltiples créditos para sustentar sus excesivos gastos, gastos que en casos de una mala administración se acumulan generando deudas enormes, muchas veces casi imposibles de pagar por los que se ven seducidos por “tremendas ofertas” de multitiendas y no tienen los recursos y se ven atados a dos manos, por culpa de la tentación que nos produce el consumir.

Pero, con las condiciones “flexibles” de pago existentes en el día a día en todas las tiendas y supermercados, etc. ¿Quién no se ha visto tentado a comprar optando por sistemas de pago a largo plazo? . puede esto explicarse a que como sociedad estamos acostumbrados a comprar y comprar, y se nos hace cómodo tener un sistema de pago que se adecua de cierta forma a nosotros, pero esta es un arma de doble filo, ya que al mantenernos pagando para concretar una compra por el sistema de cuotas u otros se mantiene a la gente despreocupada de pagar, solo lo hace sin cuestionar y se da cuenta de que se ha convertido en uno mas de los que no se pueden desligar del pago de sus compras cuando ya les han sacado bastante del bolsillo.

Todo esto puede ser considerado por muchos como una exageración, pero basta con dar un par de vueltas por un mall y nos damos cuenta de que vivimos en una realidad así

                                  Catedral sagrada del consumo.

El mall, un espacio que me relaja un poco, no por el hecho de que sea atractivo o por que tenga un estilo arquitectónico sofisticado (que no tiene). Sino porque hay presencia de gente pero nunca de manera excesiva (excepto en navidad), pero ese no es el tema.

Lo concreto es que los centros comerciales son lugares de consumismo por compulsión para calmar un impulso generado por los mismos a través de sus productos llamativos y sus carteles coloridos con un falso mensaje de felicidad provocada por productos. Un mensaje de solo compra y gasta. Muchas veces convenciéndonos de que cierto producto nos da estilo o prestigio.
Los mall son por excelencia la catedral del consumo, ya que son el lugar más llamativo y pintoresco al cual acudimos cuando buscamos hacer compras con el fin de regalar algo en celebraciones o para comprar algo por el simple hecho de distraernos, lo que provoca que sea este un lugar siempre con movimiento, ya que este ciclo no termina. Generando muchas veces compras por capricho, las que provocan acumulación de productos u objetos y muchas veces nos lleva a deshacernos de elementos que siguen en funcionamiento, con el fin de seguir comprando.

                        Idealización por comerciales y publicidad

La publicidad es el arma más grande que tiene el consumismo, ya sea en multi tiendas o en comerciales , la publicidad juega el rol de engancharnos a la idea o deseo de comprar y en muchos casos está apoyada más que por el producto, por el “flexible” modo de pago basado en cuotas o créditos, mencionados anteriormente en la senda del consumista.

Gracias a comerciales y publicidad en general, es muy complicado escapar de la tentación de comprar debido a que somos bombardeados diariamente con publicidad en todas partes y sin darnos cuenta. Ejemplo claro de este es la televisión la cual nos introduce progresivamente más de 29 minutos de publicidad por hora en el año 2011, mientras que en 1960, eran apenas 9 minutos por hora. Según datos de un estudio realizado en EE.UU y publicada por la revista WOBI (world of business ideas). Obviamente el fin de este paulatino aumento de publicidad se debe a que se implantó inconscientemente la idea de consumir y consumir , para que la sociedad gaste y gaste hasta casi generar un derroche de dinero, sin importar las consecuencias mientras el benefactor de ese dinero se vea favorecido.


                                   La sociedad del consumo

Vivimos en una comunidad que podría ser mejor claramente si se nos inculcara desde pequeños que lo material no es mas que solo la posesión de objetos, pero en la comunidad mundial y sociedad actual se enseña inconscientemente lo contrario, lo que produce una locura por los objetos en cuando vemos ofertas y cosas por el estilo (como en los remates de vestidos de novia o los remates de ventas después de navidad en EE.UU, que no se alejan mucho de la realidad chilena).

Lamentablemente toda esta locura se ve constantemente fomentada tanto a grandes y chicos siendo muy complicada evitarla, no como individuo, sino como masa.
No digo que el consumir sea malo, ya que de alguna forma a veces nos merecemos un gusto y por ende realizar alguna transacción que nos produzca una suerte de placer, como comprar libros o salir a comer pero el despilfarro es lo condenable y el consumo cuando se convierte en obsesión es peligroso y se necesita acabar con la dependencia de bienes para así llevar una vida mucho más sana , la cual se preocupe de problemas cuando estos sean reales y no superficiales.

Quiero finalizar con la idea anterior, y que esta se destaque sobre las otras con una simple frase: “yo soy más, no porque tenga más, sino porque soy yo mismo”.

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